En condiciones normales nuestro organismo pierde 2300 ml de agua cada día, cantidad que se incrementa en un litro más si hace calor.
Una buena hidratación permite un óptimo funcionamiento del cuerpo. Pero, ¿cómo y con qué hacerlo?
Enero será el más caluroso de los últimos 19 años, las altas temperaturas calentarán el cuerpo pero mediante el sudor de la transpiración se enfriará. Detalle súper importante a considerar, porque de no contar con este mecanismo o si el cuerpo no logra ser eficiente en esto, se puede presentar el golpe de calor y/o la deshidratación, condiciones que pueden poner en riesgo la vida.
Por otro lado, mantenerse adecuadamente hidratado permite que el cuerpo funcione óptimamente, habrá menos posibilidad de fatiga o desgano por realizar actividades, favorece la productividad y el rendimiento en estudio y trabajo.
En condiciones normales nuestro organismo pierde 2300 ml de agua cada día, cantidad que se incrementa en un litro más si hace calor y puede ser mayor si además se practica actividad física. Devolver al cuerpo esta agua que sale no solo es necesario sino que hay que hacerlo con los mejores líquidos y de la manera adecuada.
¿Con qué hidratarse?
El agua es el mejor líquido por excelencia, y aunque la temperatura de ésta no es relevante, a más baja conviene frente al calor. Los jugos naturales, los refrescos, las infusiones, también contribuyen en la reposición de líquidos perdidos, pero estos deben ser de calidad nutricionalmente hablando. Por eso, los líquidos con elevada azúcar agregada, que contienen aditivos alimentarios o que su contenido no incluye elementos naturales como la fruta es mejor evitarlos.
Hay que considerar que el 25 % del agua que perdemos a diario reingresa con alimentos como las frutas y verduras, de manera que las más ricas en agua como la sandía, melón, cítricos, tomate, zapallo, lechuga, espinaca, también hidratan.
La manera adecuada de hidratarse
El 75 % del agua perdida es repuesta con los diferentes líquidos que bebemos y en términos de cantidad representa entre 6 a 8 vasos de líquido al día. No todos están habituados a beber todo este líquido y muchos otros no se percatan de cuánto líquido beben. Una manera de saber si se está bien hidratado es observando el color de la orina, ésta debe ser clara; otra manera es cuando la persona tiene un horario de ingesta donde por lo general el agua siempre está presente y pocas veces tiene sed.
Es importante distribuir los líquidos a lo largo del día y no pretender beber varios vasos en un solo tiempo para llegar a la meta. Se puede ingerir hasta dos vasos de líquido por vez, que representa medio litro, de esta manera damos tiempo al cuerpo de utilizar eficientemente el líquido y no estimulamos la pérdida del mismo a través de la orina.
Cuando se está expuesto al sol por más de una hora, por ejemplo, en la playa o la piscina, se debe beber líquido cada dos horas o incluso en menos tiempo. Muchas personas creen que dándose un baño en el mar y refrescarse, es suficiente para no deshidratarse pero, al contrario, el agua salada contribuye con la deshidratación incluso cuando no se siente calor. Luego de entrar al mar las personas deben beber al menos un vaso con agua, tomar un helado o un refresco natural.
Las personas que practican deporte deben beber un vaso de líquido al menos media hora antes de empezar la actividad. Si el ejercicio es intenso o la transpiración incrementa, el agua no es suficiente y se debe optar por una bebida deportiva -sobretodo- durante el ejercicio mediante pequeños sorbos. Si ya ha finalizado, es conveniente una bebida deportiva a partir de los 12 años o un jugo de fruta natural.
La cantidad de líquido a ingerir en niños y adultos puede ser similar, pero también puede variar entre las personas, por eso supervisar el color de la orina es un buen indicador individual. Hay que considerar que los niños y los adultos mayores son especialmente vulnerables a la deshidratación. En niños, la diarrea o vómito acelera sobremanera este proceso y hay que reponer el líquido de inmediato o acudir al centro de salud. El adulto mayor, muchas veces pierde sensibilidad para percibir la sed o el deseo de beber líquidos, en ellos hay que supervisar que beban líquido y ofrecerlo sin que lo pidan.
Fuente. Sara Abu – Sabbah Mitre – Licenciada en Nutrición y Dietética, Magister en Ciencias Básicas Médicas con mención en Bioquímica. Autora del libro “Pregúntame sobre nutrición infantil” y vocera de la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil.