El rápido reconocimiento de los síntomas del ataque cerebral o accidente cerebrovascular (ACV) es un factor que influye en forma determinante sobre las posibilidades de tratamiento, tanto para el isquémico –producido por la súbita oclusión de una arteria cerebral-, como para el hemorrágico –ocasionado por la ruptura de una arteria del cerebro.
Un accidente cerebrovascular ocurre cuando la sangre deja de llegar a una parte del cerebro. También se conoce como ataque cerebral o ictus. Al detenerse la llegada de sangre al cerebro, este órgano deja de recibir oxígeno y nutrientes, por lo que las células pueden morir y esto ocasiona un daño permanente.
Hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares: el accidente cerebrovascular isquémico y el accidente cerebrovascular hemorrágico.
El accidente cerebrovascular isquémico sucede cuando un vaso sanguíneo del cerebro es bloqueado por un coágulo de sangre. Si se forma un coágulo en una arteria que ya es muy angosta conoce como accidente cerebrovascular trombótico. Cuando un coágulo se desprende de otro lugar del cuerpo que luego va a parar al cerebro o de otros vasos sanguíneos del cerebro, se denomina accidente cerebrovascular embólico o embolia. Los accidentes cerebrovasculares isquémicos también se producen por una sustancia llamada placa que taponea las arterias.
El accidente cerebrovascular hemorrágico se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y esto provoca que la sangre se traslade al cerebro. Esto es consecuencia de aneurismas o malformaciones arteriovenosas.
Un accidente cerebrovascular isquémico puede pasar a ser un accidente cerebrovascular hemorrágico.
Según estudios nacionales e internacionales, solo uno de cada cuatro pacientes llega a tiempo al hospital. Hay varios factores que determinan esta baja proporción de consultas a tiempo. Uno de los más importantes es el no reconocimiento de los síntomas.
El ataque cerebral isquémico puede ser tratado, en algunos casos, con drogas trombolíticas que diluyen el coágulo que ha tapado la arteria, siempre y cuando sean administradas en las primeras horas de ocurrido el ataque. Asimismo, el hemorrágico puede ser tratado con diversas medidas cuyos resultados serán mejores cuanto antes se inicie el tratamiento.
Tanto en países con gran desarrollo como en otros con economías emergentes, el nivel de conocimiento de la población sobre el ataque cerebral es bajo. Esto ha motivado que en los países más desarrollados y algunos de Latinoamérica como Brasil, se hayan implementado grandes campañas de información a la comunidad que han logrado resultados alentadores.
Uno de los datos más preocupantes es que las personas con mayor desconocimiento sobre el ataque cerebral son aquellas con mayor riesgo de sufrirlo: los ancianos.
“El riesgo de accidente cerebrovascular es también mayor en:
- Personas que tienen cardiopatía o mala circulación en las piernas causada por estrechamiento de las arterias
- Personas que tienen hábitos de un estilo de vida malsano tales como el tabaquismo, una dieta rica en grasa y falta de ejercicio
- Mujeres que toman píldoras anticonceptivas (especialmente las que fuman y son mayores de 35 años)
- Las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo durante el embarazo
- Mujeres que toman terapia de reemplazo hormonal
Síntomas
Los síntomas de un accidente cerebrovascular dependen de qué parte del cerebro esté dañada. En algunos casos, es posible que una persona no se dé cuenta de que ha tenido un accidente cerebrovascular.
La mayoría de las veces los síntomas se presentan de manera súbita y sin aviso. Pero, los síntomas pueden ocurrir intermitentemente durante el primero o segundo día. Los síntomas por lo general son más graves cuando el accidente cerebrovascular acaba de suceder, pero pueden empeorar lentamente.
Si el accidente cerebrovascular es causado por sangrado en el cerebro, se puede presentar un dolor de cabeza. El dolor de cabeza:
- Comienza repentinamente y puede ser intenso
- Puede empeorar al acostarse bocarriba
- Lo despierta si está dormido
- Empeora cuando se cambia de posición o cuando se agacha, hace esfuerzo o tose
Otros síntomas dependen de la gravedad del accidente cerebrovascular y de la parte del cerebro afectada. Los síntomas pueden incluir:
- Cambio en la lucidez mental (incluso, somnolencia, pérdida del conocimiento y coma)
- Cambios en la audición o en el sentido del gusto
- Cambios que afectan el tacto y la capacidad de sentir dolor, presión o temperaturas diferentes
- Confusión o pérdida de memoria
- Dificultad para deglutir
- Dificultad para leer o escribir
- Mareos o sensación anormal de movimiento (vértigo)
- Problemas con la vista, como disminución de la visión, visión doble o ceguera total
- Falta de control de esfínteres
- Pérdida del equilibrio o coordinación, o problemas para caminar
- Debilidad muscular en la cara, el brazo o la pierna (por lo regular solo en un lado)
- Entumecimiento u hormigueo en un lado del cuerpo
- Cambios emocionales, de personalidad o de estado de ánimo
- Problemas para hablar o entender a otros que estén hablando
Cuándo consultar al médico
Busca atención médica de inmediato si notas cualquier signo o síntoma de un accidente cerebrovascular, incluso si parece que vienen y se van, o desaparecen por completo. Verifica lo siguiente:
- Cara. Pídele a la persona que sonría. ¿Se cae un lado de la cara?
- Brazos. Pídele a la persona que levante ambos brazos. ¿Un brazo tiende a caer? ¿O no puede levantar un brazo?
- Habla. Pídele a la persona que repita una frase simple. ¿Arrastra las palabras o habla de manera extraña?
- Tiempo. Si observas cualquiera de estos signos, llama al servicio de emergencias médicas de inmediato.
Llama al número local de emergencias de inmediato. No esperes a ver si los síntomas desaparecen. Cada minuto cuenta. Cuanto más tiempo se demore en tratar un accidente cerebrovascular, mayores serán las posibilidades de daño cerebral y discapacidad.
Si sospechas que la persona con la que te encuentras está teniendo un accidente cerebrovascular, vigílala cuidadosamente mientras esperas la ayuda de emergencia.
Causas
Existen dos causas principales de accidente cerebrovascular: una arteria bloqueada (accidente cerebrovascular isquémico) o filtración o ruptura de un vaso sanguíneo (accidente cerebrovascular hemorrágico). Algunas personas pueden tener solo una interrupción temporal del flujo sanguíneo al cerebro, conocida como un ataque isquémico transitorio (AIT), que no causa síntomas duraderos.
Factores de riesgo
Muchos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los factores de riesgo de accidente cerebrovascular potencialmente tratables incluyen:
Factores de riesgo relacionados con el estilo de vida
- Tener sobrepeso u obesidad
- Inactividad física
- Beber en exceso o darse atracones de bebida
- Uso de drogas como la cocaína y la metanfetamina
Factores de riesgo médicos
- Presión arterial alta
- Fumar cigarrillos o exposición al humo de segunda mano
- Colesterol alto
- Diabetes
- Apnea obstructiva del sueño
- Enfermedad cardiovascular, incluidos insuficiencia cardíaca, defectos cardíacos, infección cardíaca o ritmo cardíaco anormal, como fibrilación auricular
- Antecedentes personales o familiares de accidente cerebrovascular, ataque cardíaco o accidente isquémico transitorio
- Infección por COVID-19
Otros factores asociados con un riesgo más alto de accidente cerebrovascular incluyen:
- Edad: Las personas de 55 años de edad o mayores tienen un riesgo más alto de accidente cerebrovascular que las personas más jóvenes.
- Raza: Los afroamericanos tienen un riesgo más alto de accidente cerebrovascular que las personas de otras razas.
- Sexo: Los hombres tienen un riesgo más alto de accidente cerebrovascular que las mujeres. Las mujeres generalmente son mayores cuando tienen accidentes cerebrovasculares y tienen más probabilidades de morir de ellos que los hombres.
- Hormonas: El uso de píldoras anticonceptivas o terapias hormonales que incluyen estrógeno aumenta el riesgo.
Prevención
Conocer tus factores de riesgo de accidente cerebrovascular, seguir las recomendaciones de tu médico y adoptar un estilo de vida saludable son los mejores pasos que puedes tomar para prevenir esta afección. Si has tenido un accidente cerebrovascular o un ataque isquémico transitorio (AIT), estas medidas podrían ayudar a prevenir otro accidente cerebrovascular. Los cuidados de seguimiento que recibas en el hospital y después también pueden jugar un papel.
Muchas estrategias de prevención de accidentes cerebrovasculares son las mismas que las estrategias de prevención de enfermedades cardíacas. En general, las recomendaciones para un estilo de vida saludable incluyen:
- Controlar la presión arterial alta (hipertensión). Esta es una de las cosas más importantes que puedes hacer para reducir tu riesgo de accidente cerebrovascular. Si has tenido un accidente cerebrovascular, bajar tu presión arterial puede ayudar a prevenir un accidente isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular posteriores. Con frecuencia, se utilizan cambios en el estilo de vida y medicamentos saludables para tratar la hipertensión arterial.
- Reducir la cantidad de colesterol y grasas saturadas en tu dieta. Comer menos colesterol y grasas, especialmente grasas saturadas y grasas trans, puede reducir la acumulación en tus arterias. Si no puedes controlar tu colesterol solo a través de cambios en la dieta, tu médico te puede recetar un medicamento para bajar el colesterol.
- Dejar de fumar. Fumar aumenta el riesgo de apoplejía para fumadores y no fumadores expuestos al humo de segunda mano. Dejar de fumar reduce el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
- Controlar la diabetes. La dieta, el ejercicio y la pérdida de peso pueden ayudarte a mantener tu nivel de glucosa sanguínea dentro de un rango saludable. Si los factores del estilo de vida no parecen ser suficientes para controlar tu diabetes, tu médico puede recetarte medicamentos para la diabetes.
- Mantener un peso saludable. El sobrepeso contribuye a otros factores de riesgo de accidente cerebrovascular, como la presión arterial alta, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
- Consumir una dieta rica en frutas y verduras. Una dieta que contenga cinco o más porciones diarias de frutas o verduras puede reducir tu riesgo de accidente cerebrovascular. La dieta mediterránea, que hace hincapié en el aceite de oliva, las frutas, las nueces, las verduras y los cereales integrales, puede ser útil.
- Hacer ejercicio en forma regular. El ejercicio aeróbico reduce tu riesgo de accidente cerebrovascular en muchas maneras. El ejercicio puede reducir tu presión arterial, aumentar tus niveles de colesterol bueno y mejorar la salud general de tus vasos sanguíneos y tu corazón. También te ayuda a perder peso, controlar la diabetes y reducir el estrés. Haz gradualmente hasta por lo menos 30 minutos de actividad física moderada, como caminar, trotar, nadar o andar en bicicleta la mayoría de los días de la semana, si no en todos.
- Evitar beber alcohol. El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares isquémicos y hemorrágicos. El alcohol también puede interactuar con otros medicamentos que estés tomando. Habla con tu médico acerca de lo que es apropiado para ti.
- Tratar la apnea obstructiva del sueño (AOS). El médico puede recomendar un estudio del sueño si tienes síntomas de apnea obstructiva del sueño, un trastorno del sueño que hace que dejes de respirar por períodos cortos repetidamente mientras duermes. El tratamiento para la apnea obstructiva del sueño incluye un dispositivo que administra presión positiva en las vías respiratorias a través de una máscara para mantenerlas abiertas mientras duermes.
- Evitar las drogas. La cocaína y la metanfetamina, son factores de riesgo establecidos para un accidente isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular.
Fuente: Medlineplus.gov, Mayo Clinic